La distimia en la tercera edad: Trastorno depresivo persistente

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La prevalencia del trastorno distímico es aproximadamente del 2% en la población anciana, donde las depresiones subsindrómicas de menor gravedad son más comunes.

A menudo tienen factores estresantes como la pérdida de apoyo social y el duelo, y algunos tienen patología cerebrovascular o neurodegenerativa. En los adultos mayores, tanto el trastorno distímico como la depresión subsindrómica aumentan la discapacidad y producen malos resultados médicos.

Principales causas de la Distimia

No se conoce la causa exacta del trastorno depresivo persistente. Al igual que la depresión mayor, puede involucrar más de una causa, tales como:

  • Diferencias biológicas. Las personas con trastorno depresivo persistente pueden tener modificaciones físicas en el cerebro. La importancia de estas modificaciones sigue siendo incierta, pero es posible que finalmente ayuden a señalar las causas.
  • Química del cerebro. Los neurotransmisores son sustancias químicas naturales del cerebro que probablemente desempeñan un papel en la depresión. Estudios recientes indican que los cambios en la función y el efecto de estos neurotransmisores y en la manera en que interactúan con los neurocircuitos encargados de mantener la estabilidad del estado de ánimo pueden jugar un papel fundamental en la depresión y su tratamiento de las personas mayores.
  • Rasgos heredados. El trastorno depresivo persistente parece ser más frecuente en personas cuyos familiares de sangre también tienen el trastorno. Los investigadores están intentando encontrar genes que puedan causar la depresión.
  • Acontecimientos de la vida. Al igual que en la depresión mayor, los acontecimientos traumáticos, tales como la pérdida de un ser querido, los problemas económicos o un nivel alto de estrés pueden provocar trastorno depresivo persistente en algunas personas.

Prevención de la Distimia

No hay una manera que asegure evitar el trastorno depresivo persistente. Puesto que comienza generalmente en la niñez o durante la adolescencia, identificar a los niños en riesgo de tener este trastorno puede ayudarlos a recibir tratamiento temprano.

Algunas de las recomendaciones pueden ayudar a controlar los síntomas son las siguientes:

  • Tomar medidas para controlar el estrés, para aumentar tu resiliencia y para subir el autoestima.
  • Buscar ayuda de los familiares y amigos, especialmente en momentos de crisis, para que te ayuden en los momentos difíciles.
  • Buscar tratamiento ante el primer signo de un problema para ayudar a evitar que los síntomas empeoren.
  • Pensar en la posibilidad de obtener tratamiento de mantenimiento a largo plazo para ayudar a evitar una recaída de los síntomas.
  • Hacer algún tipo de actividad física cada día, y si es al aire libre mejor.

Y como es obvio, buscar ayuda profesional también es una medida de prevención muy eficaz. Nosotros desde Servita te recomendamos incluso que cuentes con servicios de cuidadores expertos tales como asistencia hospitalaria o incluso una cuidadora interna que ayude a tu ser querido a hacer más llevadero su día a día.

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