Prestamos mucho cuidado a nuestros mayores en aspectos físicos o fisiológicos. Nos preocupamos de que vaya a una buena residencia, solucionamos cualquier problema de salud o intentamos que hagan actividad física regular y un envejecimiento activo. Todo eso está bien pero ¿Qué ocurre con la soledad y el aislamiento? ¿Cómo afecta la soledad a personas mayores de 65 años? Es algo que solemos descuidar y hoy vamos a profundizar en ello.
La soledad no deseada es algo duro para todos pero para las personas mayores lo es aún más. Verse separado de sus seres queridos o no tener relaciones sociales ni contacto con otras personas les lleva a un aislamiento social que merma su calidad de vida.
Por eso a veces es necesario encontrar una buena empresa de cuidado de personas mayores que no sólo trabaje los cuidados esenciales sino también un acompañamiento. También existe la opción de contar con cuidadoras internas que le acompañen el día a día incluso ayudando a encontrar contactos sociales adecuados para su edad.
La importancia de abordar la soledad en las personas mayores
La soledad es un problema que afecta a muchas personas mayores en nuestra sociedad. A medida que envejecemos, es común experimentar cambios en nuestras redes sociales y familiares, lo que puede llevar a sentirnos solos y aislados.
Es crucial abordar este tema y comprender cómo la soledad puede afectar la salud y el bienestar de las personas mayores.
Ten en cuenta que la soledad y el aislamiento es un factor de riesgo para la aparición de otras enfermedades.
¿Qué efectos negativos tiene la soledad en las personas mayores?
La soledad en las personas mayores puede tener consecuencias graves para su salud física y mental y por supuesto para su estado anímico.
Veamos más en profundidad algunos de los efectos negativos de la soledad.
Aumenta el riesgo de enfermedades
La soledad y el aislamiento pueden aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como la hipertensión, enfermedades cardiovasculares, depresión y trastornos cognitivos.
La falta de interacción social y apoyo emocional puede debilitar el sistema inmunológico y aumentar la vulnerabilidad a enfermedades.
Se produce un declive cognitivo
Es fácil entender que esta falta de estimulación social y mental debido a la soledad puede contribuir al deterioro cognitivo en las personas mayores.
La participación en actividades sociales y el contacto con otros individuos desempeñan un papel importante en el mantenimiento de la función cerebral y la prevención de la demencia. Está demostrado que el contacto con otras personas y las relaciones sociales o conversaciones, por ejemplo, fomentan el fortalecimiento de las conexiones neuronales en el cerebro.
Aumento del riesgo de depresión y ansiedad
También es entendible que una soledad prolongada puede llevar a la depresión y la ansiedad en las personas mayores.
La falta de interacción social y el sentimiento de aislamiento pueden afectar negativamente el estado de ánimo y la salud mental en general.
Y si la depresión es un problema general en todas las edades de la vida en la sociedad de hoy en día, su incidencia en las personas mayores lo es aún más.
Hay que tener en cuenta que muchas personas mayores de hoy en día en España no lo exteriorizan ni lo comunican. En primer lugar, porque nadie les ha enseñado la importancia de tratar ciertos problemas o enfermedades mentales. Y en segundo lugar porque muchos de ellos fueron educados en una cultura de la “resistencia” y el “silencio”.
Cómo combatir los efectos de la soledad en las personas mayores
A la hora de abordar este problema es fundamental tomar medidas para abordar la soledad en las personas mayores y promover su bienestar. Algunas estrategias efectivas pueden incluir:
Fomentar la participación en actividades sociales
Es importante acompañar al mayor a la hora de participar en actividades de grupo, como clubes, clases o grupos de interés. Esto puede ayudar a las personas mayores a interactuar y establecer conexiones significativas. Proporciona una oportunidad para conocer a otras personas con intereses similares y compartir experiencias en un entorno enriquecedor.
En la actualidad esta labor es fácil realizarla a través de redes sociales o internet, por ejemplo, encontrando grupos de interés. Pero en la mayoría de los casos hace falta la participación de una persona que ayude en esa tarea ya que ellos no están acostumbrados a la utilización de esas herramientas digitales.
Apoyar las relaciones familiares y de amistad
Claro está que el entorno social más cercano juega un papel fundamental en este campo. Es fundamental promover el contacto regular con familiares y amigos es esencial para combatir la soledad en las personas mayores.
Esto puede incluir visitas, llamadas telefónicas, videollamadas u otras formas de comunicación que ayuden a mantener conexiones significativas.
Acceso a recursos comunitarios
Existen muchos recursos públicos en Comunidades Autónomas, Ayuntamientos, etc que pueden ser de gran ayuda.
Hay que facilitar el acceso a servicios y recursos comunitarios, como centros de día, programas de voluntariado y grupos de apoyo.
Esto puede proporcionar a las personas mayores oportunidades adicionales para interactuar y establecer conexiones con otros miembros de la comunidad.
No dejar solo al mayor
Como has podido comprobar la soledad puede tener efectos significativos en la salud y el bienestar de las personas mayores.
Es importante reconocer este problema y tomar medidas para abordarlo. Nunca hay que verlo como algo normal y habitual ni una situación que ya no tenga remedio. Es una actitud habitual de muchas familias pensar que la soledad en el mayor va con la edad y no tiene solución.
Fomentar la participación social y apoyar las relaciones familiares y comunitarias, podemos ayudar a mitigar los efectos negativos de la soledad en las personas mayores y promover una vida más saludable y satisfactoria.
