El herpes zóster, también conocido como culebrilla, es una enfermedad bastante dolorosa causada por la reactivación del virus varicela zóster.
Este es el mismo virus que causa la varicela en la infancia. Puede permanecer latente en el sistema nervioso durante años. Llegado un momento puede reactivarse y causar unas dolorosas erupciones cutáneas.
Las personas mayores de 50 años son más propensas a sufrir este problema. Esto se debe a un debilitamiento del sistema inmunitario a partir de esa edad.
Es importante saber cómo hay que actuar en estos casos en los que aparece un herpes zóster en ancianos. Veremos hoy qué se puede hacer para que su calidad de vida no se vea reducida.
En el caso de los ancianos que viven solos si se presenta este problema necesitarán algo de apoyo. Lo recomendable es contar con ayuda a domicilio para personas mayores. Este profesional se encargará de administrar la medicación, las tareas del hogar o asistir en la higiene personal.
Muchas cuidadoras externas que trabajan para empresas de cuidado de mayores en Madrid pueden dar la atención personalizada que se necesita.
Ayudarán a aliviar los síntomas físicos y reducir el estrés y la ansiedad que suelen ir unidos a esta molesta enfermedad.
¿Qué es el herpes zóster y por qué afecta a los ancianos?
El herpes zóster se produce por una reactivación del virus varicela zóster. En muchas ocasiones cuando se sufre la varicela el virus queda latente e inactivo en el cuerpo.
Según vamos envejeciendo el sistema inmunitario se va debilitando y eso aumenta el riesgo de que se reactive con erupciones cutáneas. La reducción de la inmunidad celular es lo que provoca esta peligrosa situación.
Suele ocurrir más en las personas mayores de 50 años, edad a la que aumenta la probabilidad de sufrir este problema. Las complicaciones del herpes zóster en ancianos pueden ser más graves con síntomas más evidentes. Suele provocar un dolor persistente llamado neuralgia postherpética, sobre todo a partir de los 60 años.
Síntomas del herpes zóster en personas mayores
Una sensación de dolor o dolor intenso en uno de los lados del cuerpo es el primer signo evidente del herpes zóster. Por lo general se produce en el torso o en la cara.
Suele ir acompañado de algo de fiebre, dolor de cabeza y un malestar físico en general.
Tras estos primeros síntomas aparece la erupción cutánea que caracteriza a esta enfermedad. Los dolores aumentarán y en unos días surgirán en la zona unas ampollas llenas de líquido.
Evidentemente hay que recibir atención médica inmediata. El médico diagnostica la enfermedad y pauta la medicación necesaria para mitigar los síntomas. Esto reduce la probabilidad de que surjan complicaciones.
Tratamiento y cuidados para el herpes zóster en ancianos
En estos casos el tratamiento temprano es fundamental para reducir los efectos y prevenir la aparición de problemas más graves.
El tratamiento médico actual consiste en la administración de antivirales. Esta medicación debería comenzar cuanto antes, al aparecer la erupción cutánea.
Esto reducirá su duración y evitará el riesgo de sufrir una neuralgia postherpética que suele ser más molesta y peligrosa.
Además de estos antivirales es fundamental intentar reducir el dolor lo máximo posible. Este suele ser muy agudo y hace que la persona afectada no pueda realizar su vida con normalidad.
Para tratar estos dolores lo habitual son los analgésicos y antiinflamatorios. En los casos más graves el médico recetará una medicación más específica. En algunos casos puede venir acompañada de efectos secundarios.
De ahí que en estos casos sea tan importante el papel del cuidador. La persona afectada por este problema necesitará ayuda para facilitar la recuperación.
Las vacunas para prevenir el herpes zóster
La estrategia más efectiva para prevenir que aparezca el herpes zóster en personas mayores de 50 es la vacunación.
Se ha demostrado que las vacunas contra el herpes son eficaces para reducir la reactivación del virus varicela zóster. Fortalecen el sistema inmunitario que es la causa de que este problema surja.
Es importante asesorar a las familias sobre la importancia de la vacunación. Acudir al médico para hablar de este peligro a partir de cierta edad. Sobre todo si hay antecedentes de varicela en el pasado u otras situaciones que han podido debilitar la inmunidad celular.
En estos casos está demostrado que las personas que reciben la vacuna reducen mucho las probabilidades de sufrir un herpes zóster.
Las complicaciones del herpes zóster en ancianos
El herpes zóster es una erupción pero va acompañada de un gran dolor. En el caso de los ancianos las complicaciones del herpes zóster suelen ser más variadas.
Pueden surgir:
- La neuralgia postherpética que ya hemos mencionado. Se sufre un dolor nervioso severo muy persistente. Esto ocurre después de desaparecer la erupción en la piel. Lo más grave es que este dolor puede durar meses e incluso años, sobre todo en personas ya de cierta edad.
- Infecciones bacterianas secundarias. Porque las ampollas que se producen por la erupción cutánea pueden infectarse. Si esto ocurre habrá que aplicar un tratamiento con antibióticos.
- Problemas oculares. Aunque es menos habitual también pueden darse problemas por daño ocular permanente llegando incluso a una pérdida de visión. Esto ocurre cuando el herpes se establece en torno a los ojos.
- Complicaciones neurológicas. También es raro que aparezca pero se pueden dar distintos problemas como la meningitis, parálisis facial o encefalitis.
La atención médica rápida y eficaz es fundamental para evitar estos riesgos.
Un sistema inmunitario fuerte es la clave para combatir el virus varicela zóster y aumentar la prevención.
El cuidado externo puede ser un paso necesario para mantener la calidad de vida en estos casos. Se trata de dar la asistencia necesaria ya que una persona mayor afectada por este problema sufre unos dolores muy intensos.
Y eso le impedirá llevar una vida con normalidad y hacer las tareas básicas diarias.